30 de Noviembre de 2015

Fuente: Newsletter DocCheck News

Aún se desconocen los acontecimientos que conducen a la génesis de la EM. Todo apunta a que los factores ambientales y la predisposición genética parecen desempeñar un papel. La atención de los investigadores se centra ahora en el intestino: su flora bacteriana podría actuar como un activador de la EM.

Según un estudio publicado en PLOS ONE, existen diferencias características en la colonización bacteriana del intestino (microbiota) de las personas con y sin EM. Para su análisis, el equipo de investigación dirigido por el Prof. Masahira Hattori, de la Universidad de Tokio, y el Dr. Takashi Yamamura, del Instituto Nacional de Neurociencias de Tokio (Japón), estudió muestras de heces de pacientes japoneses con EM y personas sanas como grupo control. El objetivo era el ARN ribosómico 16S (ARNr 16S).

 

Aunque las muestras sólo diferían ligeramente en lo relativo a la diversidad de las especies, los investigadores identificaron 21 especies bacterianas cuya frecuencia difería notablemente entre los pacientes con EM y los voluntarios sanos: dos de ellas (Streptococcus thermophilus y Eggerthella lenta) se hallaban con mayor frecuencia, mientras que las 19 restantes eran menos comunes en los pacientes con EM. Entre las especies con menor representación se hallaban los géneros FaecalibacteriumAnaerostipesBacteroidesClostridium y Prevotella.

 

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